La cuesta de enero

Hace un mes que no escribo nada. La verdad es que no es fácil para mí ponerme de nuevo delante del ordenador y retomar el blog. Es más, ni siquiera lo he abierto hasta hoy. Siento haber estado tan "antisocial" todo este tiempo y también siento no haber leído ninguno de vuestros blogs, que es una de las actividades que más me gustan, porque todos aquellos blogs que sigo habitualmente, y aquellos en los que de vez en cuando buceo, son tan emocionantes, tan bonitos, tan sinceros, que me acompañan y me producen la misma sensación que tener una mantita super agradable por encima en estos días de invierno.
Como digo, estos días no están siendo fáciles. Desde diciembre hemos pasado por situaciones un poco complicadas a las que se han unido unas fiestas que siempre me ponen muy triste y una falta total y absoluta de información respecto a nuestro peque. Es desesperante, pero vamos, qué os voy a contar a la mayor parte de vosotros que no sepáis.
Esta incertidumbre me ha dejado tocada y bastante hundida (aunque no del todo), por eso el mutismo, el no querer saber, el no poder leer.
Pero creo que vamos remontando la cuesta de enero, porque pienso que cerrar los ojos y los oidos a todo lo que ocurre a nuestro alrededor, al final no nos reporta beneficios, tan solo soledad y la verdad, ya echaba de menos leeros y escribiros.
Os agradezco un montón todo el apoyo que nos dais, todas las llamadas para saber cómo estábamos, todos los mensajes recibidos. Sois lo mejor. Como os digo, eso nos hace remontar y seguir con la cabeza a flote, como los corchitos, para que cuando venga nuestro peque sepa que no nos hemos rendido.
Como dice Andrea Bocelli en su canción: por ti volaré, espera que llegare

mi fin de trayecto eres tú

contigo yo vivire

por ti volaré, por cielos y mares

hasta tu amor, abirendo los ojos por fin

contigo yo vivire

hasta tu amor

abriendo los ojos por fin